¡A jugar! Incluyendo a los niños dentro del Espectro Autista en la cultura del juego con sus pares
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Autora: Pamela Wolfberg, Ph.D., Profesora de Educación Especial en San Francisco State University y Co-fundadora del Autism Institute on Peer Relations and Play en California. Creadora de los Grupos Integrados de Juego. Autora de Play and Imagination in Children with Autism (1999) y Peer Play and the Autism Spectrum: The Art of Guiding Children's Socialization and Imagination
(2003). Este artículo fue publicado en el Autism Spectrum Quarterly, edición primavera 2005. Traducido y publicado en Paso-a-Paso con la autorización de su autora y del ASQ.
Publicado en Paso-a-Paso, Vol. 17 No. 4
Instantáneas de una típica vida de juegos
A los 10 meses, Alexandra juega al escondido y a las palmaditas con su niñera.
A los 2 años, Alexandra juega al lado de sus primitas, metiendo y sacando arena de unos potes plásticos de varios tamaños
A los 4 años, Alexandra juega a las casitas y prepara una comida en una cocinita de juguete con sus compañeros de preescolar
A los 7 años, transforma su dormitorio en un hospital con su hermanita y amigos del vecindario, curando a sus peluches y a una tortuga imaginaria
A los 10 años, Alexandra y su mejor amiga usan ramitas, semillas e hilo para crear un pequeño mundo en miniatura, con un lenguaje secreto y un mapa del tesoro.
A los 10 meses, Alexandra juega al escondido y a las palmaditas con su niñera.A los 2 años, Alexandra juega al lado de sus primitas, metiendo y sacando arena de unos potes plásticos de varios tamañosA los 4 años, Alexandra juega a las casitas y prepara una comida en una cocinita de juguete con sus compañeros de preescolarA los 7 años, transforma su dormitorio en un hospital con su hermanita y amigos del vecindario, curando a sus peluches y a una tortuga imaginariaA los 10 años, Alexandra y su mejor amiga usan ramitas, semillas e hilo para crear un pequeño mundo en miniatura, con un lenguaje secreto y un mapa del tesoro.
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La paradoja del juego en el Autismo
El juego infantil es una parte esencial de la experiencia humana. Desde tiempos remotos, los niños a lo largo y ancho del planeta han jugado. A pesar de que las expresiones de juego difieren entre las culturas y las generaciones, el juego claramente constituye una parte inistintiva y fundamental del acto de crecer. En situaciones de juego, los niños exploran, descubren, crean e imaginan, mientras ponen a prueba y expanden constantemente sus conocimientos y su relación con el mundo que los rodea. Sin embargo, no todos los niños siguen el mismo camino en su trayectoria a través del juego infantil. Cuando se trata de juegos, los niños con trastornos del espectro autista (TEA) enfrentan muchos obstáculos que representan desafíos para quienes buscan ayudarlos.
Los niños con TEA exhiben deficiencias cualitativas en interacción social, comunicación e imaginación, lo cual repercute en dificultades para el juego representativo y social. Según el DSM-IV, entre los criterios del TEA se incluye "una ausencia de juego realista espontáneo, variado, o de juego imitativo social" e " incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros adecuadas al nivel de desarrollo".
Los niños con TEA tienden a dedicarse a actividades repetitivas en aislamiento. Muchos se limitan a una o pocas actividades, que pueden durar horas y extenderse por meses o inclusive años. Algunos muchachos sienten interés por las actividades convencionales, mientras que otros se sienten fascinados o preocupados por ciertos objetos inusuales o temas pedantes. Sienten menor inclinación hacia el juego funcional espontáneo y raras veces se embarcan en el juego imaginativo.
El juego social con los compañeros resulta particular-mente problemático. Algunos niños asemejan indeferencia al distanciarse de sus compañeros o actuar como si no notaran su presencia. Otros son pasivos, observando lo que sus compañeros hacen, pero pocas veces iniciando la interacción de manera evidente. Otros son "activos y extraños" porque intentan interactuar con los compañeros, pero de forma idiosincrásica o unilateral, por ejemplo hablando excesi-vamente sobre un tema.
A pesar de sus problemas inherentes, los niños con TEA comparten muchos de los mismos deseos y capacidades para el juego, el compañerismo y la aceptación del grupo que los niños con desarrollo típico. Lo que difiere es que expresan su juego en una forma únicamente suya. Desafortunadamente, sus intentos, sutiles o torpes, para jugar son a menudo malinterpretados por sus compañeros como señales de desviación o de interés social limitado. Sin un sistema de apoyo, son muy vulnerables al rechazo o descuido por parte de sus compañeros, y así privados de oportunidades para concretar su potencial para socializar y jugar.
La importancia del juego en la niñez
En el 2001, el National Research Council clasificó la enseñanza del juego entre pares dentro de los seis tipos de intervención que deberían priorizarse en el diseño y aplicación de programas educativos efectivos para niños con TEA. Para adoptar plenamente el juego dentro de las intervenciones, debemos primero apreciar lo que significa para los niños.
Las experiencias de juego son esenciales para todos los niños si han de aprender, desarrollarse y participar plenamente en la cultura infantil. Las investigaciones sugieren que el juego refuerza las conexiones neurales vitales para el desarrollo cognitivo, social, emocional y de lenguaje. Los pares cumplen un rol único estimulando y apoyando el juego en formas que los adultos no pueden duplicar. A través de las experiencias compartidas en el juego, los niños adquieren muchas destrezas interrelacionadas necesarias para la competencia social-comunicativa y para formar amistades mutuas.
Cuando los niños construyen juntos mundos sociales e imaginarios - lejos de los adultos - crean una cultura de juego específicamente propia. Es justo dentro de esta cultura del juego que los muchachos construyen significados compartidos y transforman su comprensión de las destrezas, valores y conocimientos inherentes en la sociedad en general.
Características del Juego
- Es agradable y divertido
- Parte de una motivación intrínseca
- No tiene un objetivo impuesto desde afuera
- Es espontáneo y voluntario
- Involucra una participación activa de parte del jugador
- Es flexible y cambiante
- Tiene una orientación no-literal
Evidentemente, el juego es también un derecho humano fundamental. Desafortunadamente, muchos niños con TEA son privados de ese derecho al mantenerlos alejados de sus grupos de pares y sus respectivas culturas de juego. El hecho es que las condiciones adecuadas para que la mayoría de los niños con desarrollo típico jueguen espontáneamente - acceso al espacio, tiempo, materiales y compañeros - no son suficientes para garantizar a los niños con TEA igualdad de acceso al juego.
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